La neurociencia se ha desarrollado de manera notable en las últimas décadas, convirtiéndose en un horizonte de referencia para muchas disciplinas y campos de conocimiento. En este panorama, la Neurociencia Social es una interdisciplina que integra teorías y métodos de las ciencias de la vida y las ciencias sociales y humanas, desde perspectivas evolucionistas, moleculares e informacionales que aportan a la comprensión del cerebro social.

Esto se está construyendo a partir de plataformas teórico-metodológicas que abordan problemas tales como el contagio de emociones sociales, la cognición social, los comportamientos prosociales, la atribución intencional entre individuos, los procesos asociados a actividades colectivas, entre otros. La posible actividad sincrónica y codeterminada entre diferentes cerebros activos en un proceso social, es todavía una asunción y no un hallazgo empírico. Sin embargo, quizás el aporte más fundamental del campo de la neurociencia social podría estar referido a la posibilidad de repensar el debate sobre la continuidad o discontinuidad de los procesos mentales involucrados en los actos colectivos, y el alcance de la interacción como modeladora radical del aparato psicológico y de sus substratos materiales.